LEYENDA DE LA LUNA Y LOS SUEÑOS

Se convocaron cónclaves, concilios y conferencias. Enviaron a los más intrépidos a b

pobres, a los reyes, incluso a los dioses preguntaron, pero la luna nunca estaba allí dónde la buscaban.
Pasaron los días y las semanas y luego los meses y los años. Y los niños crecían dormidos y, ¡ay! no subían ya las sirenas a la playa para peinarse la cabellera de espuma y algas. No había sonrisas ni algarabías en los patios y los niños, echados en sus camas, sin la compañía de sus sueños, en soledad.

Por eso ahora ya no hay ninfas ni sirenas y los lobos son siempre lobos y los hombres, hombres. Porqué la luna que hoy vemos, no es aquella que una
noche se fue de puntillas, llevándose todos los sueños, harta ya de que nunca la vieran.