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HISTORIADORA DE RITOS Y COSTUMBRES DE LATINOAMÉRICA

14.7.11

PLACER Y ESCLAVITUD EN UN HAREM

HAREM PLACER O ESCLAVITUD?
El harén es básicamente un lugar destinado al placer, en el que residían las concubinas oficiales del señor, así como las mujeres que éste tenía a su servicio. La función de las concubinas era la de darle hijos al señor, mientras que las mujeres a su servicio estaban para divertirle, ofreciéndole música, danza o sexo. Los harenes estaban custodiados por los eunucos. 
LAS ODALISCAS
Muchachas jóvenes de belleza extraordinaria eran enviadas a la corte del sultán
Todas las jóvenes que ingresaban en el harém,se les llamaba odaliscas es decir criadas del harén, las cuales contrario a la creencia no mantenían relación sexual alguna con el sultan ya que no eran más que sirvientas.
Las odaliscas, por lo general, no eran presentadas ante el Sultán, pero a aquellas que eran de extraordinaria belleza y talento se las consideraba como concubinas en potencia, y se las adiestró en consecuencia. Aprendieron a bailar, recitar poesía, tocar instrumentos musicales, y demás conocimientos dirigidos a deleitar al Sultán. Sólo las odaliscas más dotadas eran presentadas al Sultán.
No es ese lugar privilegiado para doncellas del que hablan los cuentos. Un harén es una ciclópea ciudad-prisión donde conviven mudos eunucos, mujeres, concubinas, esposas y niños,todo para ser grato a los ojos del hombre-dueño.
COMO ERA UN HAREM
Incluido los lugares prohibidos que son un tercio de las amuralladas edificaciones. Por general, todo el que lo deseara podía cruzar la primera muralla llamada refugio de afligidos, es la puerta única. Los que tuvieran un privilegio del sultán o príncipe del harén podría disfrutar de una segunda fase de las murallas, al atravesar las puertas de la justicia, un umbral llamado martirio o de la obediencia, y allí podían gozar de unos salones llamados diván,algo así como una sala de recepción, rodeada de cojines y cómodos lugares para comensales y visitantes. En ocasiones éstos eran deleitados con ricos manjares y excelentes vinos, así como con la lujosa presencia de enjoyadas danzarinas.
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 Un tercer cerco o espacio interno del harén, el más desconocido y cuya entrada estaba prohibida bajo cualquier circunstancia, pudiéndose aplicar la pena de muerte, se dejaba ver después de atravesar el umbral de la felicidad. Hasta allí sólo entraban los cuerpos del sultán y los eunucos elegidos. En esa parte interna y protegida estaban las habitaciones de las mujeres, el autentico harén al que se llama serrallo. Un templo edificado para la obediencia al sultán, donde gobierna la madre del primer hijo varón del príncipe del harén. Y si por motivos excepcionales alguien es invitado a ver ese lugar interior debe callar sus secretos, pues describirlo o hablar de él puede ser causa suficiente para obtener la pena capital. 
MAJESTUOSIDAD DEL SERRALLO
El serrallo es el lugar más majestuoso, un oasis de mármol y agua brotando de magníficas fuentes en los jardines donde pasean las mujeres y niños. Rodeada por recintos herméticos decorados con sublime lujo y ornamentación, como si de un micro-paraíso se tratase. Un pequeño cielo visual donde todo resulta agradable y relajante para el espíritu del que mira. Enormes piscinas de mosaicos colorido, casi con predominio de los turquesas y cielos. Una vegetación esplendorosa y entradas de sol por los ojos del techo. Columnas que inspiran confianza y estructura al lugar, dando sensación de seguridad, a la vez que de recogimiento. Allí abundan las alfombras, las pinturas de desnudo femeninos, los recintos de espejos, los sillones, lo arcos y paseos, las ornamentaciones, la orfebrería decorativa.
Jenízaros y adiestradores persiguen conseguir la felicidad del amo, que es el único motivo de la existencia de ese lugar. Un único señor al que no se puede ver la cara, ni mirar sosteniéndole la mirada.
Las mujeres del harén son adquiridas como ganado en el mercado de esclavos. Éstas por norma nunca terminan siendo esposas, sino concubinas. Los tratos comerciales con otros ricos son los que proporcionan al sultán o príncipe esposas con las que engendrar hijos reconocidos. 
Niñas de once a trece años eran mercadería de compra y venta en un especulativo mercado oriental. Entre los 40 y 50 por una niña de quince años Nacen hijos de fastuosas prisiones y algunos jamás conocen la libertad. Dentro de las murallas es muy difícil que una esclava o concubina tenga un hijo, pues recurren a miles de trucos para no engendrar o provocarse abortos.
TRABAJO DE LOS EUNUCOS
El jefe de los eunucos blancos era el brazo derecho de los sultanes, mostrando a veces más poder dentro del gobierno que el gran visir del lugar. Ellos decidían quienes franqueaban las murallas y hasta donde podían hacerlo. L LOS MUTILADOS DEL HAREM.

Sin embargo, lo más sorprendente de los harenes son sus mutilados y deformes habitantes: eunucos, mudos, sordos y ciegos, así como enanos, son miembros de rango del servicio del único (señor del harén). Respetados por las mujeres y niños, entre quienes provocan miedo y autoridad. Controlan cada movimiento y dan cuenta al sultán de los intentos de subversión o los comportamientos fuera de ley.
El jefe de los eunucos blancos era el brazo derecho de los sultanes, mostrando a veces más poder dentro del gobierno que el gran visir del lugar. Ellos decidían quienes franqueaban las murallas y hasta donde podían hacerlo. Los eunucos negros eran los custodios del harén femenino, protectores de las puertas interiores. Sombras diurnas y nocturnas de las esposas, cuanto más feos son más valor ostentan en el mercado. Controlan desde la comida hasta las ropas de las esposas y concubinas. 
 Los enanos ejercen de bufones y charlatanes, produciendo las risas de las horas de ocio de su señor. Y los mudos o los sordo-mudos tienen las misiones más tenebrosas, pues son los brazos ejecutores de las iras de su señor. Los mudos se encargan de las ejecuciones de las mujeres promiscuas, de los parricidios y de otras salvajes ideas de esa ley interna de los harenes.
LA MUJER LA GRAN DAÑADA
De joven se la exhiben virgen en los mercados ahí será comprada y llevada al serrallo. Allí la examinan como carne, controlan sus rasgos físicos, pelo, uñas, dentadura, etc. La mayoría será carnaza sexual. Se adoctrinará en las artes de la seducción y el placer al hombre. Aprenderá sobre el vestir. Conocerá la magia de los perfumes y aromas. Dos meses después será probada por el amo. Si es satisfactoria su velada y resulta del agrado del príncipe será tatuada en azul y se convertirá en concubina, el paso previo a ser esposa o preferida. Si las mujeres no son del gusto el amo no serán devueltas, sino que formaran parte del servicio del harén aprendiendo los quehaceres de la limpieza o cocina, los lavaderos, ropas o el cuidado de los jardines. 
El príncipe, sultán o amo de harén está obligado a rendir culto diario a su madre. Debe ir a visitarla cada día y no puede retirarse de su presencia sin su beneplácito (validé). Que debe ser concedido tres veces antes de que se arrodille delante de la mujer para rendirle servicio. Un ridículo carácter machista que prohíbe la libertad de estás fortalezas dictatoriales y con ella a sus ocupante para terminan postrándose de rodillas ante una mujer que le ha dado la vida. Resulta una visión deformada de las cosas, contradictoria que en muchos lugares del mundo sigue dándose a diario.


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